lunes, 15 de diciembre de 2014

El Rock, cuando ambos éramos jóvenes - IV

Capítulo 4: «El Rock toma peso»


«El Rock es como una pila eléctrica; cada cierto tiempo hay que regresar al Blues y volver a cargar.»
Eric Clapton
«Si un músico blanco me dice: '[...] esa música es fantástica, enséñame a tocarla'; me siento alagado. Pero si el público le aplaude a él y me ignora a mí, resulta intolerable.»
Jerry Butler -miembro de los Impressions-

«EL BLUES-ROCK»

El vocalista y armonicista Ciryl Davies junto a Alexis Korner
Muchas estrellas blancas del elenco hippie californiano sucumbieron al hechizo del blues negro, como ya hicieran un poco antes sus coetáneos británicos, y atraídos por la respetabilidad de los referentes afroamericanos proporcionaron un impulso vitalista a las composiciones por medio de sobresalientes creaciones interpretadas por virtuosos instrumentistas, entre los que la guitarra jugaba un papel predominante. Así, paralelamente al desarrollo del movimiento hippie, en las grandes cunas del blues germinaba el Blues-Rock como heredero de la cultura urbana residente en el blues negro popularizado por figuras como Muddy Waters o John Lee Hoocker. Los jóvenes valores quisieron acercarse a los genuinos bluesman aportando iniciativas y un espíritu de renovación que dignificó un género denostado en cierta medida por la mayoría de las capas sociales. Paul Butterfield en Chicago y John Mayall en Londres abanderan el liderazgo de este nuevo estilo de blues eléctrificado, y aprovechando su tirón figuras ya curtidas como B.B. King, Buddy Guy, Freddie King o Elmor James vuelven a emerger para generar un impulso recursivo en el género.

Paradójicamente, el apogeo de este tipo de artistas se inicia en el Reino Unido, y es allí donde prolifera un mayor número de grupos inicialmente. Tanto las formaciones de Alexis Korner en los primeros momentos como las de John Mayall después, ejercen como verdaderas escuelas de blues y curten en sus filas a figuras de la talla de los propios Rolling, como Mick Jagger, Keith Richards o Charlie Watts; superestrellas como Eric Clapton, Jack Bruce y Ginger Baker –sembrando el germen de lo que luego sería Cream–; el dúo fundador de Fleetwood Mac, el guitarrista Peter Green y el bajista John McVie, o el mismo Mick Taylor, actuaron en algún momento con los Bluesbraker de Mayall; y Robert Plant, Paul Jones, Brian Jones o Eric Burdon con Korner.

Cream: Bruce, Baker y Clapton
El nutrido grupo de músicos de renombre que iniciaron sus carreras sucumbiendo a la magnética atracción bluesera es muy numeroso: superguitarristas como Jeff Beck, Jimy Page, Rory Gallagher o John McLaughlin, e instrumentistas –bajos, teclados, baterías– como Chas Chandler, Steve Winwood, Alan Price, Jim Capaldi o Keef Hartley, son algunos ejemplos. En otro eje, The Blues Band reúnió a músicos provenientes de erráticas experiencias como Manfred Mann o McGuinnes Flint, en una sobria pero profesional formación con los pies en el suelo y coherente criterio musical que ha dejado huella a lo largo de su extensa carrera.

Gibson Lucille 2004
En Chicago, la Paul Butterfield Blues Band integra algunos de los mejores guitarristas del rock, como el caso del desgraciado Mike Bloomfield, o Elvin Bishop. Por otro lado, el infravalorado John Hammod –hijo– también contribuye a la causa acogiendo en sus filas a excepcionales músicos como el armonicista Charlie Musselwhite y, anteriormente, jóvenes promesas como Jimi Hendrix, que se dio a conocer multitudinariamente en el Festival Pop de Monterey de 1967, junto a Janis Joplin. También Canned Heat y su estilo de blues rural de Mississippi aparecían en el cartel –formación en la que destacó otra desgraciada figura, Alan Wilson, sólido guitarrista y un purista de la armónica–. La eclosión de los dos artistas anteriores en Monterey propicia el desarrollo de esquemas melódicos más aguerridos y sucios que desarrollan en cierta medida guitarristas como Johnny Winter o Alvin Lee –de los Ten Years After–. Es el inicio del blues boom americano que saca a relucir otras prolíficas figuras como Al Kooper en la Blues Project, posteriormente en Blood, Sweat and Tears, y después en solitario o participando en jam sessions y colaboraciones; y honestos ejemplos como Savoy Brown, la pareja Delaney & Bonnie, el solvente Taj Mahal, el personalista Dr. John con su blues rítmico de New Orleans, o la Electric Flag de Mike Bloomfield y el batería Buddy Miles –después en las filas de la Band of Gypsys de Jimi Hendrix–. Un caso de buena suerte fue el que aconteció al mejicano Carlos Santana cuando su familia se trasladó a San Francisco en 1965. Digamos que apareció en el lugar indicado en el momento pertinente. Lo demás lo puso él.

El espaldarazo e impulso cualitativo que este género proporcionó a la música fue determinante. El rock ganó respetabilidad gracias a la madurez, coherencia y profesionalidad de los grupos y solistas más destacados. El virtuosismo instrumental, la creatividad, la calidad de las producciones, los medios técnicos, los arreglos y los efectos de sonido ayudaron a cumplir, generalmente, nuevos patrones de exigencia y calidad que en algunos casos rozaban el perfeccionismo –Jimi Hendrix, Jeff Beck...–. A ello se unió el crédito que muchas formaciones obtuvieron mediante colaboraciones con los padres en activo del blues, el progreso de la industria, la ampliación de los medios de difusión, la proliferación de conciertos y actuaciones televisivas y el auge que empezaban a tomar los registros audiovisuales. Definitivamente, la música rock se había convertido en el elemento más influyente en la juventud a nivel mundial y en el principal fenómeno de masas de la historia.

«Los conciertos multitudinarios, en los que cada vez se congregaban un mayor número de entusiastas seguidores, terminaron de universalizar el rock como 'fenómeno de masas' proporcionando el impulso definitivo a la música joven. El poder de convocatoria de eventos como el citado 'Monterey' –200.000 asistentes–, 'Woodstock' –400.000–, o la idealista concentración de 1970 en 'la isla de Wight', en U.K. –600.000–, son una buena muestra de la fuerza que había adquirido la música rock al inicio de la nueva década.»
*En las siguientes reseñas he incluido algunos bluesman consagrados: un representante del triunvirato de reyes del blues formado por B.B. King, Freddie King y Albert King, además del mejor pianista de blues negro, Otis Spann, y el máximo referente de su evolución estilística, Buddy Guy. Los motivos son en parte personales, como tributo, y en parte por el sentido de oportunidad –ya he comentado anteriormente que el empuje que proporcionaron los nuevos valores al rejuvenecimiento del blues sirvió para rescatar, si no del ostracismo al menos de un segundo plano, a muchas figuras de referencia que a partir de ese momento reiniciaron sus carreras con la dignidad y el reconocimiento que le habían sido negados anteriormente–.

1. B.B. King - «Lucille»
2. Alexis Korner - «Rock Me»
3. Buddy Guy - «Now Your Gone»
4. Otis Spann - «Good Morning, Mr. Blues»
5. Savoy Brown - «Train To Nowhere»
6. John Mayall & The Bluesbreaker - «All Your Love»
7. Jimi Hendrix - «Hey Joe»
8. Jeff Beck - «Old Man River»
9. Janis Joplin - «Cry Baby»
10. Rory Gallagher - «Can't Believe It's True»
11. Fleetwood Mac - «I Loved Another Woman»
12. Johnny Winter, Muddy Waters & James Cotton - «Hoochie Coochie Man»
13. Al Kooper and Mike Bloomfield - «Albert Shuffle (from SuperSession)»
14. Canned Heat - «Going Up The Country»
15. Paul Butterfield Blues Band - «East - West»
16. Booker T. and The MG's - «Green Onions»
17. Buddy Miles - «Paul B. Allen, Omaha, Nebraska»
18. The Blues Project - «Caress My Baby»
19. Albert King - «Tell Me What True Love Is»
20. Dr. John - «Tipitina»
21. Al Kooper & Shuggie Otis - «Bury My Body»
22. Ten Years After - «I'm Going Home»

B.B. King
El indiscutible Rey del Blues nació el 16 de septiembre de 1925 en una plantación de Indianola, Mississippi. Se inició en la guitarra durante su adolescencia y ganó práctica durante su juventud tocando en la calle a cambio de unas monedas. En 1947 llegó a Memphis en busca de oportunidades y depuró su técnica gracias a su primo Bukka White, en aquel entonces uno de los más célebres músicos de blues. A partir de su debut en el programa de radio de Sonny Boy Williamson, en la KWEM del Oeste de Memphis, el artista alcanzó gran popularidad y pronto contó con actuaciones en clubes de blues, participaciones en eventos festivos e incluso su propio espacio radiofónico –de entonces le viene el nombre, apodado en las ondas como Blues Boy King, se acortó posteriormente a B.B. King–. Existe una popular leyenda sobre el amor por su guitarra. Durante una actuación en Arkansas a mediados de los 50, dos hombres iniciaron una pelea a causa de una mujer llamada Lucille, derribaron una estufa de queroseno y la sala se prendió en llamas. Tras ponerse a salvo en el exterior, King cayó en la cuenta de que había olvidado su guitarra acústica de 30$ y sin pensárselo dos veces corrió a rescatarla. En sus propias palabras, «como recordatorio de que no merece la pena luchar por una mujer» bautizó el instrumento que le ha acompañado a lo largo de sus casi setenta años de carrera con el nombre de Lucille.

Su vasta producción, más de 50 álbumes publicados, los premios, galardones, menciones honoríficas, éxitos discográficos y reconocimientos tanto de público como de crítica, de la industria, de entidades e instituciones públicas y privadas, de universidades, etc., se cuentan por decenas. Sus apariciones en documentos gráficos, reportajes, documentales, reuniones de blues, conciertos, festivales, congresos y espectáculos de toda índole son innumerables. Colaboraciones con artistas de la talla de Eric Clapton, Gary Moore, Ike & Tina Turner, The Rolling Stones, James Brown, U2, John Lee Hooker, Fleetwood Mac, Ringo Starr, Alexis Korner, Steve Marriott, Dr. John, Daryl Hall, Van Morrison, Duane Allman, y hasta Raimundo Amador, entre muchísimos otros, dan una idea de su categoría artística –en los últimos años se ha reunido con Buddy Guy en una gira mundial irrepetible–. De igual manera, apariciones junto a músicos emergentes le han otorgado fama de artista permeable, humilde y accesible. La influencia de su estilo personal en la música rock ha sido y sigue siendo ilimitada, hasta el punto de que no podrían concebirse las brillantes carreras de muchos de los músicos que relaciono a continuación sin el modelo cognitivo que ha representado B.B. King en sus trayectorias artísticas. Seguramente el bluesman vivo más importante de la historia del rock.
Buddy Guy
Esta legendaria figura del blues y el R & R siempre se caracterizó por su versatilidad para adaptar el blues tradicional de Chicago a los nuevos conceptos técnicos y melódicos. Otro artista con influencias trascendentales en la historia de la música rock, que ha transitado por un estilo algo más rudo, menos dulce quizás que el del eje sobre el que gira la música de B.B. King. Esa característica dureza es la que le ha permitido transmitir su carácter a pesos pesados como Jimi Hendrix, Jeff Beck, Stevie Ray Vaughan, Alvin Lee, Keith Richard o Jimmy Page. Originario de Lettsworth, Luisiana (30 de julio de 1936), este pionero del rock comenzó a tocar la guitarra a principios de los 50 en bandas de Baton Rouge, la capital del estado. A finales de la década se trasladó a Chicago y fue fichado por Muddy Waters, que lo incorporó a su banda. En 1958 ganó un concurso de jóvenes promesas de la guitarra, organizado por Otis Rush, y firmó su primer contrato de grabación. Desde el principio, su particular estilo encontró detractores, demasiado puristas, que calificaron sus interpretaciones como ruido. Pese a todo consiguió grabar su primer álbum como solista con la icónica discográfica de blues Chess Records, en 1967. Aunque en 1969 actuó en Inglaterra junto a Led Zeppelin, Eric Clapton, Jack Bruce, Stephen Still y Buddy Miles, entre otros, aupado a lo más alto de la floreciente escena del blues-rock más pesado en el que tanto había influido, durante la siguiente década sufrió un alejamiento de los circuitos comerciales y atravesó un largo periodo de decadencia.

Durante el revivalismo del blues, ya entrados los ochenta, recobró la importancia y el reconocimiento que le habían sido arrebatados y resurgió de manera incontestable con una actuación en el Royal Albert Hall londinense, invitado por Eric Clapton en su espectáculo 24 Nights' Allstar Blues, a lo que se unió la grabación de su fantástico álbum de 1991 Damn Right, I've Got The Blues. Después llegaron un Grammy y una exitosa gira mundial. Su profundo sentido del humor –del que hace gala tanto en sus grabaciones, con risas y chistes, como en sus actuaciones en directo, con imitaciones de B.B. King, John Lee Hooker o Jimi Hendrix–, ha contribuido a acercar el personaje al público en general y a otras figuras del mundo de la música con las que ha colaborado. Posiblemente, su simpatía natural, su contagioso optimismo y su energía vital fueran las claves que le permitieron publicar, con 72 años, un disco de blues que para muchos constituyó uno de los mejores trabajos de todos los tiempos, su obra maestra Skin Deep, de 2008 –en el que además de hacerse acompañar por figuras como Eric Clapton, hizo debutar al virtuoso guitarrista Quinn Sullivan, con tan solo nueve años de edad–.
Otis Spann
La técnica y el virtuosismo del mejor y más prometedor pianista de blues de todos los tiempos no pasaron desapercibidos para los productores de Chess Records, que lo incluyeron en su nómina como músico de estudio a principios de los 50. Nació en Jackson, Mississippi, en marzo de 1930, y aprendió a tocar el piano siendo un niño, con ayuda de un vecino. Más tarde, su padrastro tomó la batuta para contribuir a la depuración de su estilo hasta que con 14 años participó en algunas actuaciones junto a bandas locales y dos años después se trasladó a Chicago. Después de actuar durante varios años en salones y clubes de blues se incorporó a la banda de Muddy Waters en 1952, compaginando su trabajo con participaciones como músico de estudio de Chess Records en grabaciones de Bo Diddley, Little Walter o Howlin' Wolf. Su primer álbum en solitario, Otis Spann Is The Blues (1960), está considerado un hito en la historia discográfica del blues. Tocó en solitario antes de su llegada a Chess acompañado por guitarristas como B.B. King o Jody Williams y participó en el mítico Newport Folk Festival de 1960. Grabó un buen puñado de LPs hasta su temprana muerte por un cáncer de hígado en abril de 1970, justo cuando había roto su vinculación con Muddy Waters y se encontraba tomando pista para su prometedor despegue en solitario. Sólo hay que escuchar Walking The Blues para apreciar la categoría profesional y artística de esta figura de los teclados.
John Mayall
61 LPs publicados desde su debut en 1965 con John Mayall plays John Mayall, pasando por el símbolo del inició de su prestigiosa leyenda, editado al año siguiente, con los Bluesbraker y Eric Clapton, continuando con los excelentes Bare Wires y Blues of The Laurel Canyon, ambos de 1968. El brillante envoltorio de Room to Move de 1969 –y uno de sus mejores álbumes, The Turning Point, ¡ausente de batería!–, y todo lo que ha llegado desde entonces: Empty Rooms, USA Union, Memories..., para contribuir a mantener el prestigio y la solvencia de un músico irrepetible, paradigma de honestidad, profesionalismo e integridad. Hoy, a sus 80 años, mantiene la vitalidad artística y creativa que ha caracterizado su carrera, prolífica donde las haya, con la reciente publicación de su último trabajo A Special Life –una síntesis elegante y familiar de los que ha sido su vida–. Nacido en noviembre de 1933 cerca de Manchester, en Inglaterra, en el seno de una buena familia, desde pequeño estuvo influenciado por la afición paterna a coleccionar discos de jazz. A los 14 años inició su romance con la música tras ingresar en la Escuela de Arte y acercarse por primera vez a un piano. Pero el joven Mayall no se quedó ahí y continuó intimando con la guitarra y, posteriormente, con la armónica. Inició una colección de discos de blues que le sirvieron como germen para acometer su sobresaliente carrera artística, tras cumplir el servicio militar –Alexis Korner fue quien le proporcionó el espaldarazo definitivo con la apertura de un club dedicado por entero al blues–. Con treinta años, Mayall se trasladó a Londres y reunió a un puñado de músicos bajo el nombre de los Bluesbraker. Por sus filas pasaron las principales guitarras del blues-rock inglés, empezando por Eric Clapton y continuando con Peter Green, John McVie –bajo– o Mick Taylor. En los 70 se traslado a EE.UU., donde ya se había convertido en un ídolo. En los 80 reunió a parte de los Bluesbraker e inició una gira en la que participaron Albert King, Buddy Guy y Etta James. Desde entonces no ha parado de acometer nuevos proyectos, practicar colaboraciones, producir discos y dar conciertos por todo el mundo con la regularidad que ha caracterizado siempre su carrera y arropado por sólidas formaciones de leyendas del blues en las que nunca ha dejado de ofrecer una oportunidad a los nuevos talentos. Un firme candidato a la medalla al mérito en el trabajo del Blues, si existiera esa condecoración, claro está.
Eric Clapton
Nació en Ripley (UK), en marzo de 1945. Fue educado por sus abuelos e ingresó en la Escuela de Arte de Kingstone, donde mostró su interés por la música que llegaba del otro lado del Atlántico. Se aficionó a la guitarra y en 1963 formó parte de su primera banda, los Roosters, donde sustituyó a un Brian Jones que se había marchado para constituir The Rolling Stones. Después de un año de iniciación versionando a las estrellas del Rockabilly y el Blues americanos se integró en la primera formación de los Yardbirds, en 1963, orientando sus interpretaciones hacia esquemas identificados con el blues de Chicago que practicaban Otis Rush y Freddie King. Aunque durante sus dos primeros años con el grupo sus logros no pasaron de actuaciones más o menos exitosas en diversos clubes londinenses, en 1965 lograron acceder a las listas con el tema For your love, de corte más cercano al pop que al R&B. Clapton no estuvo de acuerdo con este giro comercial y dejó la formación. Su reconocimiento público le llegó con John Mayall y los Bluesbraker, con quienes pudo practicar y mantener el estilo ortodoxo que siempre había perseguido. Durante el año que se mantuvo en la banda consolidó su clásica forma de tocar la guitarra, en la que prevalecen la precisión, el vigor y la pasión en la interpretación, por encima de la rapidez y el barroquismo –de ahí su apodo de mano lenta–. Las repercusiones no se hicieron esperar y a la publicación del disco con los Bluesbraker le siguieron numerosas muestras de fervor por parte de la audiencia. En pleno periodo de madurez artística abandonó los Bluesbraker para dar rienda suelta a toda su expresividad con la superbanda Cream, a finales de 1963. Junto a Jack Bruce al bajo y Ginger Baker a la batería pasó por uno de sus mejores momentos profesionales, participando en media docena de LPs que se convirtieron en símbolos incuestionables de la era de los supergrupos ingleses de blues-rock. Clapton lideró la carrera de Cream hasta chocar con el personalismo de Jack Bruce y dejar el grupo en 1968. El año siguiente constituyó la emblemática banda Blind Faith, junto al propio Baker y al joven Stevie Winwood a los teclados, y aunque sólo editaron un álbum durante los pocos meses que se mantuvieron en activo, esta experiencia le sirvió para dar el salto a Norteamérica. Allí quiso pasar página y mantenerse en un segundo plano durante algún tiempo tocando junto a Delaney & Bonnie, pero su participación fue breve y quedó reducida a la grabación de un LP durante el primer trimestre de 1970. Seguidamente llegó a la cima de la popularidad, junto a algunos miembros de la anterior formación, con Derek and The Dominoes, gracias a la publicación de uno de sus mejores trabajos, el doble Layla and Other Assorted Love Songs. Tras aparecer en el Concierto para Bangladesh, en el verano de 1971, sucumbió a la adicción a la heroína y se mantuvo alejado del panorama musical hasta su recuperación en 1973, con la ayuda de Pete Townshend -The Who-, reapareciendo a primeros de año en el Raimbow Theatre de Londres. Desde 1974 siguió publicando discos ya en solitario, una vez asumida su unipersonalidad artística, y participando en multitud de festivales, actuaciones y discos de viejos amigos. En la actualidad sigue gozando de un bien merecido prestigio profesional.
Jimmy Hendrix
Aglutinaba los rasgos estilísticos de la psicodelia, se identificaba con su puesta en escena y participaba de sus delirios creativos, pero tocaba pesado blues-rock. Dando rienda suelta a toda su expresividad mediante la improvisación de fantasías melódicas y el uso de distorsiones y otros efectos, era capaz de producir una atmósfera densa e irreal en la que conectaba con la audiencia a través de pasajes de virtuosismo perfeccionista que sólo él podía imprimir a las interpretaciones. Nación en Seattle (Washington), el 27 de noviembre de 1942, en el seno de una familia humilde. Tuvo su primera guitarra eléctrica con 11 años y abandonó el colegio siendo muy joven. Después se alistó en las fuerzas paracaidistas y tras licenciarse en 1963 formó parte de las bandas de acompañamiento de estrellas como Wilson Pickett y Little Richard, con los que continuó aprendiendo un poco de disciplina. En 1965, en New York, reunió su primer grupo y fue descubierto por el ex-bajista de los Animals, Chas Chandler, durante una actuación en el Café-A-Go-Go, club frecuentado por Dylan, y por los Beatles y los Stones cuando venían de visita. Chandler se lo lleva a Londres en septiembre de 1966 para darlo a conocer, y la Jimmy Hendrix Experience, con Noel Redding al bajo y Mitch Mitchell –ex Georgie Fame– a la batería, debutan poco después en París como teloneros de Johnnie Hallyday. Aunque inicialmente la incomprensión del público frena su progresión artística, publican ese mismo año la que se ha convertido en la versión más popular y genuina del tema Hey Joe, e ingresan en los primeros puestos de las listas de éxitos de Reino Unido. Los llaman para aparecer en televisión y su popularidad crece como la espuma. En 1967 editan su primer LP, Are You Experienced?, y alcanzan el estrellato. Regresan a Norteamérica para triunfar en el Festival Pop de Monterey, en el que también participa Janis Joplin. Para entonces, la excentricidad de su puesta en escena –en la que monta el numerito de inmolar su guitarra– ya forma parte de su leyenda, que continúa acrecentándose cuando es expulsado de la gira con los Monkees por realizar actos obscenos –trata el mástil de su instrumento como una extensión fálica–. Es el inicio premonitorio de los conflictos personales que deberá sortear más adelante para armonizar una fama y un estatus por los que se ve superado. Publica otro exitoso trabajo en el que da un salto hacia adelante, Axis: Bold As Love (1968), antesala del monumental Electric Layland, de ese mismo año, en el que Hendrix no se pone límites y convierte cada surco en el máximo exponente de su versatilidad interpretativa. A partir de ahí atraviesa un periodo conflictivo, en el que las drogas ostentan un papel predominante, caracterizado por continuas tensiones con los músicos, malentendidos con grupos raciales como los Panteras Negras y confrontaciones con intermediarios y agentes de la farándula. Hendrix está desbordado por los acontecimientos –participa en Woodstock pero abandona el escenario a mitad de la actuación–. Decidido a dar un giro a su carrera reúne al bajista Billy Cox y a Buddy Miles –baterista fundador de la Electric Flag junto a Mike Bloomfield– en una nueva formación de raza negra que aparece en el Fillmore neoyorkino como The Band of Gypsiess, en la nochevieja de 1969. Con ellos edita, a su pesar, Machine Gun, en 1970. Su ansia de renovación y su perfeccionismo lo llevan a idear insólitos proyectos que incluyen intrusiones al jazz y al folk céltico y meses de pruebas en los estudios para no llegar a ninguna parte. Reaparece en el Festival de la isla de Wight de 1970 y con espíritu renovado se instala en Londres para grabar un nuevo trabajo: The Cry of Love. El 18 de septiembre de 1970, durante una crisis provocada por la ingerencia masiva de barbitúricos, muere durante su traslado al hospital ahogado en su propio vómito. No pudo ver publicado su último trabajo.
Jeff Beck
Nació en junio de 1944 en Surrey, Inglaterra. Tras sustituir a Eric Clapton en los Yardbirds en 1965, su influencia salvaje hace virar al grupo hacia un contexto más duro y experimental en el que no es extraño encontrar reverberaciones, ecos y distorsiones. Guitarrista excepcional, indisciplinado e incapaz de empatizar con el entorno del mundillo del rock, siempre fue un verso libre. Y no cabe duda de que esa misma conjunción de acritud y fidelidad a sí mismo fue la que contribuyó a granjearle la respetabilidad y admiración de que goza tanto entre sus seguidores como entre la crítica especializada. Sus dos primeros LPs –Truth y Beck-ola– como Jeff Beck Group en 1967 –con Rod Stewart y Ron Wood entre sus músicos–, son dos buenos ejemplos de lo que ha sido su carrera: carácter temperamental, integridad y creatividad a partes iguales. Tras disolver el grupo y sufrir un grave accidente automovilístico en el que se fracturó el cráneo, permaneció inactivo hasta 1971, año en el que reunió una nueva banda –en la que integró a un desconocido entonces Cozy Powel a la batería– y edita sus dos siguientes álbumes en la línea del R&B que tanto le apasionaba, con mayor protagonismo de los teclados.

Se equivoca con su nueva formación de 1972 al dejarse llevar por el tirón de los supergrupos de sonido mastodóntico, y los trabajos con Tim Bogert al bajo y Carmine Appice a la batería como BB & A no obtienen los resultados esperados. Su último álbum con catalogación de calidad beckesiana fue publicado en 1975 bajo el título de Blow by Blow, una obra de marcado estilo jazzístico que llegó a ser disco de oro.
Rory Gallagher
Este irlandés de Ballyshannon nació el 2 de marzo de 1948. Coqueteó con el saxo en una orquesta que amenizaba fiestas antes de su apego a la guitarra. Fundó Taste en 1966, con quienes vivió una experiencia fugaz. Se separaron en 1970 tras su caótica actuación en el Festival de la isla de Wight. Deambuló por diversos estilos que fueron desde el R&B al Rock duro, pasando por el Jazz-rock y el Blues-rock, donde alcanzó su máxima solvencia y madurez con espectaculares actuaciones en vivo cargadas de tal entrega y expresividad que le permitieron conectar con la audiencia de todo el mundo. Su categoría como guitarrista llegó a suscitar el interés de los Rolling Stones, que trataron de ficharlo para reemplazar a Mick Taylor, y se ve reflejada en el homenaje personal que Clapton le brindó tras su fallecimiento, describiéndolo como «the man who got me back into the bluesel hombre que me trajo de vuelta al blues–», o en las declaraciones de Brian May –guitarrista de Queen– quien manifestó que «no sería el guitarrista que soy sin Rory Gallagher». Junto al bajista Gerry McAvoy, que le acompañó durante toda su carrera, mantuvo una trayectoria con ciertos altibajos que no le impidieron alcanzar sonados éxitos y obtener un reconocimiento póstumo. Su álbum debut en solitario de 1971, con piezas tan cálidas como Can't Believe It's True, el directo Irish Tour '74 o su aclamado Calling Card del 76 son algunos ejemplos de su buen hacer. Sus actuaciones en el Festival de Jazz de Montreux tampoco tienen desperdicio. Además de sobresalir con la guitarra eléctrica, Gallagher fue un solvente armonicista y un maestro de la mandolina y la guitarra acústica. La ingerencia de sedantes para combatir sus problemas de aerofobia, unido a su excesivo consumo de alcohol, lo abocaron a una operación de transplante de hígado en la que la mala suerte se cebó con el irlandés al infectarse con estafilococos durante su recuperación, lo que provocó un rápido empeoramiento de su salud, de por sí ya bastante deteriorada, que a la postre desembocó en su prematura muerte el 14 de junio de 1995, a los 47 años de edad.
Janis Joplin
Un lamentable caso de perdedurismo manifiesto. El estereotipo de chica beatnik de los 60 estuvo representado por esta menuda tejana nacida en la pequeña población de Port Arthur, rodeada por bidones de carburante, maquinaria pesada y olor a petróleo. Tras ingresar en la universidad de Texas, en Austin, consiguió que sus padres le pagaran un viaje a Los Ángeles y San Francisco en 1961. Cuando Janis Joplin regresó de su experiencia libertaria ya no era la misma. De vuelta a su ciudad, ataviada con ropas estrafalarias y con un marcado talante antisocial, chocó frontalmente con un conservador entorno incapaz de digerir las propuestas que empezaban a tomar forma en la costa oeste. Un día de 1963 huyó a San Francisco y, tras 50 horas de viaje, improvisó su primera actuación en un club. Los catorce dólares que ganó aquella noche la motivaron para iniciar su carrera artística cantando en clubes de North Beach para una audiencia mezcla de beatniks, folk-rockers y entusiastas del R&B. Conoció al futuro guitarrista de Jefferson Airplane, Jorma Kaukonen, con quien grabó una maqueta doméstica, e intimó con un futuro miembro de Grateful Dead. Corría entonces el año 1964 y el frágil espíritu de Janis no pudo contenerse a la atracción de las drogas, lo que desembocó en una etapa de abandono personal en la que llegó a pesar poco más de 30 kgs. Tras tocar fondo, anunció a sus padres que iba a casarse con un hombre que había conocido en San Francisco y regresaría de vuelta a casa. Sus proyectos se torcieron y Janis recayó en una profunda crisis personal que le acompañaría el resto de su corta existencia. En el verano de 1966 se unió a la Big Brother and the Holding Company conectando de inmediato con su estilo aguerrido por medio de su voz rasgada e insondable. La cosa funcionó y el eco de sus actuaciones en clubes y salas de baile, junto a sus apariciones en los festivales al aire libre, los llevaron a presentarse en el Festival Pop de Monterey de 1967 junto a The Mamas & The Papas, The Who, Jimmy Hendrix, Otis Redding o Jefferson Airplane. Su show no dejó impasible a la audiencia ni a los miembros de la industria allí congregados. El productor de Bob Dylan los contrató y se trasladaron a New York a grabar su primer trabajo, Cheap Thrills, que a los pocos días de ser publicado, en agosto de 1968, ya se había convertido en disco de oro con más de un millón de copias vendidas, mientras el entorno elevaba a Janis a lo más alto eclipsando al resto de la banda, algo que ella nunca compartió.

La presión de su manager pudo doblegarla y la cantante abandonó el grupo para integrar una formación a su altura, la Kozmic Blues Band. Como fruto de esta unión apareció I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama! en 1969, pero la crítica no lo recibió como esperaban y la mezcla de soul, blues y rock que contenían sus surcos no llegaron al público inicialmente. Tras una exitosa gira por Europa y un brillante concierto en Londres, del que siempre se sintió muy orgullosa, regresó a EE.UU. y se rindió a las malas influencias que la indujeron a caer en la heroína. A partir de entonces su vida fue de mal en peor. Su deterioro personal se acentuaba cada vez más, a causa del consumo de drogas y su dependencia del alcohol, y atravesaba profundas crisis de soledad y afectividad –llegó a manifestar «que hacía el amor en el escenario con 25.000 personas y después regresaba a casa sóla»–. Aún así, su memorable actuación en Woodstock no tuvo parangón y se vio obligada a realizar dos bises.

La frialdad de la relación con casi todos los miembros del grupo –músicos profesionales que se limitaban a desarrollar su trabajo sin más concesiones–, unido al aislamiento personal que padecía, la llevaron a un camino sin retorno al que se entregaba, en todos los sentidos, sin oponer resistencia. Convencida de la imposibilidad de encontrar en aquel entorno el calor familiar que en realidad anhelaba, disolvió la banda tras su último concierto en el Madison Square Garden de New York, hacia finales de diciembre de 1969.

En 1970 Albert Grossman le propuso una nueva formación, la Full Tilt Boogie Band, con la que se sintió más identificada. Aunque seguía abusando del alcohol, había dejado la heroína. Tras actuar como estrella en el Festival Express, junto a Grateful Dead, Buddy Guy y The Band, se trasladó a Los Ángeles a grabar su último álbum. Pearl se mantuvo catorce semanas como número uno de ventas, en parte por la influencia de la mitificación de su figura artística, debido a su desgraciado fallecimiento por sobredosis, el 4 de octubre de 1970. Aquella tarde Janis había abandonado el estudio de grabación junto a sus compañeros y se dirigieron a un bar a tomar unos tragos. La cosa se complicó, se emborrachó y todo acabó como ya se sabe. Nadie sospechaba que la artista había vuelto a consumir. Había iniciado una relación amorosa, se sentía querida por su banda y mimada por sus amigos, y justo atravesaba la mejor época de su breve, trágica y azarosa vida.
Fleetwood Mac
Estos especialistas fueron uno de los principales artífices del liderazgo que ostentó el Reino Unido como cantera de grupos de blues auténtico y genuino, durante un significativo periodo de la década de los 60. La que para muchos entendidos fue la mejor banda de blues de Inglaterra, inició su andadura cuando Peter Green, que había sustituido a Eric Clapton en los Bluesbraker de John Mayall, dejó el grupo y arrastró consigo al bajista John McVie y al batería Mick Fleetwood, actuando por primera vez en agosto de 1967 en el British Jazz and Blues Festival. Después viajaron a California para curtirse un poco y a primeros de junio de 1968 actuaron junto a Paul Butterfield en el escenario del Carousel Ballroom de San Francisco. A finales de ese año, con tres guitarristas –Peter Green, Jeremy Spencer y Danny Kirwan–, la banda alcanzó el número uno del Reino Unido con el single del tema instrumental Albatross. En enero de 1969 regresaron de nuevo a Norteamérica y realizaron una serie de ensayos y jam sessions en los estudios de Chess Records, en Chicago, junto a consagrados músicos de la compañía como Willie Dixon, Otis Spann y J.T. Brown, entre otros. Estos registros sin objetivo comercial definido fueron publicados posteriormente en un álbum doble titulado, según la edición, Blues Jam at Chess / Fleetwwod Mac in Chicago / Blues Jam in Chicago, que se ha convertido en un codiciado objeto de coleccionismo. Todos los trabajos publicados durante los primeros años de la banda –hasta Future Games, en 1971– son representativos de este floreciente periodo estilístico. Una de sus mejores obras, Then Play On (1969), planteó un hito en su trayectoria y sentó un precedente del giro pop que tomaría el grupo más adelante, aunque no por ello se alejó del nivel cualitativo que había caracterizado el trabajo de la formación hasta entonces. Durante la transición entre la salida de sus guitarristas y la incorporación de las chicas –Christine Perfect y Bob Welch– surgió su primera crisis y la orientación musical hacia esquemas más comerciales. Lo que vino después no entra dentro del contexto del blues-rock que estamos tratando y, aunque Rumours (1977) lleva vendidos 45 millones de copias, en algunos otros casos casi es mejor olvidarlo.
Al Kooper
Un intelectual de la música, tan prolífico como inquieto, tan creativo como grandilocuente, tan original como pretencioso. Tiene el honor de haber acometido empresas tan irrepetibles, literalmente hablando, como la de promover jam sessions y reuniones de músicos que han pasado a la historia: Supper Session (1968) –con Stephen Stills y Mike Bloomfield–; The Live Adventures of Mike Bloomfield and Al Kooper (1968); Kooper Session (1969) –con un jovencísimoShuggie Otis–; All Those Years Ago (1981) –con George Harrison–; Championship Wrestling (1982) –con Jeff Baxter–; además de actuaciones y colaboraciones con otras figuras de la talla de Bob Dylan, The Rolling Stones, B.B. King, Jimmy Hendrix, The Who o Cream, entre otros. Este compositor, arreglistas, productor y multiinstrumentista de New York, nacido en febrero de 1944, también se ha caracterizado por congregar a su alrededor músicos excepcionales en bandas de renombre como The Blues Project, o Blood, Sweat & Tears. Ha producido a grupos legendarios como Lynyrd Skynyrd, ha compuesto bandas sonoras y música para televisión, publicado libros e impartido clases en el prestigioso Berklee College of Music de Boston. Sus éxitos, tanto en el plano personal como componiendo para otros artistas, pueden sintetizarse en la pieza considerada la mejor canción de la historia del rock, Like a Rolling Stone, que ayudó a grabar junto a Bob Dylan y de la que es responsable en cuanto a los arreglos de teclado.
Johnny Winter
Nació en febrero de 1944 en Beaumont. No deja de ser curioso que el albino tejano sea uno de los máximos exponentes del estilo más representativo del blues-rock negro del duro corte que practicó Jimmy Hendrix, sin ir más lejos –en lo que seguramente influyó su procedencia geográfica, de la frontera con Louisiana, cuna de artistas afroamericanos–. Criado en el seno de una familia con una eminente inclinación musical, aprendió a tocar instrumentos a los cinco años, cuando se inició en el clarinete; su padre le enseño el manejo del ukelele y a los once años se decidió por la guitarra, para la que parecía que tenía una natural habilidad –¡su personal y original guitarra!–. En 1958 reunió un primer grupo y se dio a conocer en los clubes de la zona y en los programas de radio de música negra donde predominaban las piezas de blues y R & B. Su trabajo da resultado y establece fructíferas relaciones con figuras de la música que lo ayudan a depurar su estilo. Durante casi diez años permanece en activo sin salir de un ámbito geográfico en el que puede expresar toda su creatividad y virtuosismo, y aunque graba un puñado de singles y registra un LP, su éxito no llegaría hasta 1968, cuando la revista Rolling Stone publica un artículo sobre el artista que lo da a conocer fuera de su región. Junto a la escueta formación integrada por Uncle John Turner a la batería y Tommy Shannon al bajo, –como los buenos músicos, a los que no les hace falta una orquesta sinfónica para ejecutar sus interpretaciones–, inicia la construcción de una sólida, brillante y larga carrera que podría distinguirse como referente de la música rock, sin temor a equivocaciones ni ambigüedades. Sus dos primeros LPs, Jonny Winter y Second Winter, del 69 y el 70 respectivamente, ocupan un lugar destacado en su producción. Posteriormente, se mueve por el delgado filo de la navaja de la fama y sucumbe al hard-rock y a la heroína. Nueve meses de desintoxicación lo devuelven al blues de New Orleans durante la primera parte de los 70. En 1977 inicia la etapa más consistente de su carrera junto a Muddy Waters, al que produce varios álbumes ganadores de premios Grammy, en los que sobresale el toque de guitarra de Johnny. Su prestigio crece de tal manera que se convierte en el primer artista blanco –y además albino– en firmar con un sello especializado en blues negro de Chicago, Alligator Records. Sus colaboraciones y, sobre todo, sus actuaciones y conciertos en directo hacen gala de la categoría que llegó a alcanzar este menudo guitarrista de cabellera blanca, a quien la muerte sorprendió en plena actividad, durante su última gira europea. El 17 de julio pasado fue encontrado muerto en la habitación del hotel de Zurich donde se encontraba alojado.
Canned Heat
Se les puede describir como la síntesis de una banda entendida, experta y especializada en blues rural, al que proporcionaban la dosis exacta de boogie administrandole píldoras rítmicas de riff adictivo. Liderados por el cantante Bob Hite, que ocasionalmente tocaba la guitarra y la armónica, Henry Vestine, también guitarrista, y el genial Allan Wilson –del club de los 27–, como guitarra y cuerdas, armónica y una voz cristalina y pueril con la que contribuyó a algunos de sus mayores éxitos –quizás el más representativo In the Road Again–. Tuvieron en sus filas, además, a uno de los mejores bajistas del blues blanco, Larry Taylor -que también acpañó a John Mayall- y al batería Frank Cook –que después militó en la Pacific, Gas and Electric-, sustituido posteriormente por Adolfo 'Fito' de la Parra. El virtuoso quinteto se había caracterizado por ejecutar antiguas piezas de Country–Blues adaptándolas a los nuevos conceptos del Rock, y de hecho consiguieron verdaderas genialidades con las que se ganaron el favor de la audiencia y el respeto de los pesos pesados del blues. No cabe duda que fueron una de las bandas que más influyeron en el acercamiento del género al público joven, aunque con el paso del tiempo, la muerte de Wilson y los cambios en la formación, la gracia se fue perdiendo y terminaron convertidos en una sombra de sí mismo. No obstante, mientras no se desviaron del camino dejaron la huella imborrable de sus fantásticos directos y joyas como el doble de 1968 Living the Blues –en el que colaboraron entre otros Dr. John y John Mayall–, que incluía el icónico tema Going Up The Country, que forma parte de la banda sonora del documental sobre Woodstock, donde también actuaron.
Mike Bloomfield
Mike Bloomfield fue uno de los mejores guitarristas de la historia del rock. Nacido en Chicago, en julio de 1943, poseía una técnica depurada y elegante que jamás dejó de perfeccionar hasta su temprana muerte por sobredosis de heroína, con 37 años. Bloomfield fue encontrado muerto en el interior de su coche, en un aparcamiento, cuando la artritis y la adicción lo habían transformado de estrella del Rock en casi un marginado. Inició su carrera con Paul Butterfield, con el que destacó en el álbum East–West de 1966, junto a otro excelente guitarrista, Elvin Bishop. A finales de los 60 fundó la Electric Flag, junto al batería Buddy Miles –que después acompañaría a Hendrix–. Ya en los 70 la dirección que fue tomando su vida personal eclipsó su trayectoria artística, que fue perdiendo vigor y creatividad. A lo largo de su carrera sus colaboraciones con músicos y bandas de excepción dan una idea de la categoría profesional de este genial y humilde guitarrista, que nunca se creyó una estrella. Son imprescindibles sus trabajos con Al Kooper en el legendario Supersession y en The Lives Adventures of Mike Bloomfield and Al Kooper, ambos del 68. También grabó varios álbumes con el cantante Nick Gravenites, como trío junto a Dr. John y John Hammond en el 73 y, anteriormente, había participado como músico de sesión en el Highway 61 Revisited (1965) de Bob Dylan, en el Grape Jam (1968) de los Moby Grape, y en trabajos de Muddy Water y Janis Joplin entre otros.
Paul Butterfield
Este armonicista y cantante blanco, nacido en Chicago en 1943, era a Norteamérica lo que John Mayall a Reino Unido. La Paul Butterfield Blues Band, constituida como una especie de escuela de blues para jóvenes valores, tiene el honor de haber curtido en sus filas a músicos de la categoría de algunos de los citados anteriormente, como Elvin Bishop, John Gravenites, Mike Bloomfield o Mark Naftaline, quienes se hicieron acompañar por la sección rítmica que Butterfield hábilmente supo sustraer a Howlin' Wolf –el bajista Jerome Arnold y el percusionista Sam Lay–. Aunque nunca obtuvo el reconocimiento comercial que merecía, no cabe duda de que es uno de los artistas pioneros del Blues–rock con mayor influencia en las nuevas generaciones. Un músico rompedor que fue el primero en utilizar instrumentos eléctricos en el Newport Festival, en 1965, donde llegó a acompañar a Bob Dylan en una actuación no exenta de polémica, en la que buena parte de la audiencia se mostró disconforme con la iniciativa. Aunque editó un buen puñado de discos, sus primeros trabajos fueron los más destacados, sobre todo el celebrado East West de estudio del 66, que luego se reeditó con las versiones en vivo grabadas durante las giras del grupo. Paul Butterfield fue un excelente armonicista y músico, cuyo legado ha obtenido mayor reconocimiento por parte de la crítica y el entorno, que su relativa popularidad. Su meritoria actitud renovadora sirvió para despejar el camino a músicos blancos que modernizaron el blues en lugar de limitarse a replicarlo, y su estilo funcionó como un catalizador entre el blues tradicional y el nuevo blues eléctrico de Chicago. Aunque siempre se había manifestado en contra de las drogas duras, una peritonitis minó su salud hasta el punto de obligarlo a recurrir a la morfina como método analgésico. Junto a esto, la muerte de su gran amigo Mike Bloomfield y un estilo de vida en el que no pudo encajar la discreta repercusión comercial de sus últimos trabajos, terminaron por dinamitar su espíritu. Murió con 44 años por sobredosis accidental de fármacos.

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